Los pueblos étnicos en Colombia han sido históricamente marginados y excluidos, lo que ha hecho que tengan que vivir en condiciones de miseria y segregación social. Indígenas, Negros, Raizales, Palenqueros y Rrom, se han visto obligados a desarrollar procesos de resistencia para la defensa de sus derechos y el reconocimiento de sus comunidades.
Tal es el caso de los Emberá Chamí quienes antiguamente convivían como un solo pueblo, el cual se desintegro debido a los procesos de colonización española y ante el despojo de sus tierras se dividieron en; Emberá Katío, Chamí, Dobidá y Eperara Siapidara.
Foto 1. Casa Emberá en Mistrató
Fue así como los pueblos Emberá se asentaron en diferentes territorios, generando distintos modos de desarrollo y formas de relacionarse con la tierra. No obstante, los pueblos mantienen la unidad cultural, conservan elementos étnicos como el idioma, su tradición oral, la organización social y política.
El Pueblo Emberá Chamí, junto con otras minorías, ha generado estrategias para la defensa de sus derechos. Una de ellas se dio junto con los campesinos colombianos en los años 70 para la defensa de la tierra, debido a la situación social dada por el narcotráfico y el surgimiento del paramilitarismo. En la actualidad cuentan con algunas formas organizativas para la defensa de sus derechos y para hacer frente a las problemáticas sociales por las que atraviesan.
Estas luchas sociales han generado que el pueblo Emberá se organice a través de cabildos o asociaciones y basándose en su derecho propio han generado acciones que visibilizan sus problemáticas, usos y costumbres. Gracias a esto, el estado los ha tenido que reconocer y constitucionalmente tienen en teoría una protección especial que en la práctica como se cumple.
Los Emberá Chamí en el departamento de Risaralda se ubican específicamente en los municipios de Mistrató y Pueblo Rico. En Mistrató, sobre el río San Juan queda el resguardo unificado Emberá Chamí, compuesto por 31 comunidades y 800 mil habitantes.
Foto 2. Casa Emberá en Mistrató
En Colombia, los Pueblos Indígenas se encuentran en riesgo debido al abandono estatal y los Emberá Chamí no escapan a esta situación. Ellos son originarios de territorios de gran riqueza natural y minero energética, lo que se ha convertido en una amenaza para su existencia debido a intereses macro económicos que allí se mueven. Mediante el uso de las armas las fuerzas militares y paraestales violentan permanentemente sus derechos sociales, culturales, colectivos y ambientales.
Además del abandono y la persecución estatal han sufrido el desplazamiento forzado, debido a que en su territorio se establecieron grupos paramilitares que los amenazan, asesinan líderes y miembros de su comunidad, lo cual impide que desarrollen un proyecto de vida digna dentro de los resguardos.
Son muchas las problemáticas que afectan al pueblo Emberá Chamí y que han acrecentado el desplazamiento forzado; el otorgamiento de licencias mineras, la economía maderera, la extracción de recursos naturales, minero energéticos, el narcotráfico, negocios todos controlados por el paramilitarismo.
El abandono estatal sobresale a simple vista en el municipio de Mistrató, en tiempo de elecciones todos los ojos se vuelven sobre estas comunidades, promesas van y vienen, pero todo sigue igual. Los políticos de turno saben perfectamente que quien gane el respaldo de estas comunidades prácticamente tiene asegurada la alcaldía o la gobernación.
Por estos días todos los políticos de siempre prometen mejorar escuelas, hacer carreteras, mejorar la atención en salud, pero pasan las elecciones y ninguno vuelve a asomar sus narices en los resguardos indígenas. Se olvidan de todas las promesas hechas, de las necesidades de la gente y todo sigue igual.
Foto 3. Indígenas Emberá movilizados en campaña electoral en Mistrató
Los niños siguen estudiando sentados en el suelo. Diariamente para asistir a clases deben recorrer largas distancias sin alimentos y deben pasar improvisados puentes de madera sobre los ríos, arriesgando sus vidas para poder asistir a la escuela.
Hoy, se necesita la construcción de escuelas con acueducto, colegios, tener una planta de profesores apropiada, restaurantes escolares. La educación debe concentrarse con las comunidades indígenas para que esto permita fortalecer el proceso de construcción e implementación del sistema educativo indígena propio. Se deben construir vías de acceso, sitios deportivos, culturales y centros hospitalarios. Los políticos solo llegan en época electoral y prometen lo mismo durante cada campaña.
Foto 4. Niños Emberá recibiendo clases en escuelas
La infraestructura en este territorio es precaria e inexistente, ni siquiera cuentan con puentes seguros para cruzar los ríos y tanto niños como adultos deben correr peligros constantemente ya sea para ir a la escuela, o para realizar cualquier actividad en el campo. Sitios como Puerto de Oro sobre el río Patató que conduce a Chirrinchá, Caimito y Bidúa sobre el río Agüita, Bajo Chata sobre el río San Juan, son algunos de los sitios donde los indígenas no pueden movilizarse con tranquilidad. Ya se han presentado muertes de personas que han caído de estos puentes de guadua en mal estado.
Los planes para la ampliación de la carretera Mapay a La Unión, diseñada para atravesar este resguardo y por el cual pasaría el transporte hacía el departamento de Chocó, se proyectó sin la consulta previa a las comunidades. Pero muchos de estos proyectos quedan en papel, o por arte de magia burocrática se pierden los recursos.
La Corporación Autónoma Regional de Risaralda (CARDER), ha entregado 13 concesiones de agua en el territorio; cuatro para minería y nueve para la generación de energía. Además se pretende construir un embalse entre el río San Juan y el río Chamí en el sitio conocido como Arkakay o Chamí para la construcción de una hidroeléctrica. Todo esto enfocado exclusivamente a la extracción y explotación de recursos naturales, pero jamás pensado en el beneficio de los Emberá.
Foto 5. Puentes improvisados que usan los Emberá para cruzar ríos
Como si fuera poco, se presenta una inadecuada atención en salud para estas comunidades. En el hospital municipal de Mistrató no se atiende de manera adecuada los indígenas, citas médicas que pueden durar más de tres meses, los niños menores de 2 años no cuentan con programas de vacunación, la desnutrición y muerte por enfermedades gástricas e intestinales son el pan de cada día, las grandes distancias y la falta de vías de acceso a la cabecera municipal agravan este panorama.
Los puestos de salud del resguardo no cuentan con medicamentos, ni equipos médicos y mucho menos profesionales de la salud. Es alarmante el número de suicidios que se están presentando en jóvenes indígenas. No hay atención ni orientación psicológica a los jóvenes por parte del hospital, ni la alcaldía municipal.
Además es difícil el acceso de los indígenas al centro hospitalario. Se presentan en el territorio enfermedades renales, sida, cáncer, sífilis, gastritis crónica, leishmaniasis y otras enfermedades que atentan contra el bienestar de los indígenas. Sumado a las muertes por picaduras de culebra porque viven a 8 o 10 horas de distancia de la punta de carretera donde pueden ser atendidos.
Foto 6. Puentes improvisados que usan los Emberá para cruzar ríos
Por lo anteriormente descrito, los Emberá Chamí se han visto obligados a salir de su territorio hacía las ciudades, donde encuentran un panorama desolador, padeciendo situaciones de mendicidad, pobreza, procesos de aculturación, pérdida de identidad étnica, discriminación, exclusión, persecución, entre otras. Estas situaciones amenazan su existencia, integridad y costumbres.
En la ciudad no cuentan con las suficientes garantías para la reivindicación de sus derechos. La comunidad debe separarse por lo que se quebranta su tejido social, se desintegran sus vínculos familiares, se impide la unidad cultural, el desarrollo social y se afectan sus usos y costumbres.
Se ubican en lugares o zonas de tolerancia por ser económicas y en estos lugares no acceden a servicios como agua y luz, viven en hacinamiento, hay microtráfico, delincuencia y bandas criminales. La población civil los discrimina y excluyen constantemente, no reconocen su valor cultural ni las dinámicas que obligan a la comunidad a desplazarse.
Los derechos económicos, sociales, culturales, civiles, políticos, colectivos y ambientales de los indígenas Emberá Chamí son vulnerados por dinámicas discriminatorias y excluyentes, por la falta de protección estatal, por la no inclusión en los planes de gobierno de políticas que contengan un enfoque diferencial que permitan construir un proyecto de vida digna acorde a su cosmovisión, usos y costumbres.
Foto 7. Puentes improvisados que usan los Emberá para cruzar ríos
En Colombia se reconoció que los derechos humanos son inherentes a todas las personas y que el Estado tiene el deber de garantizarlos y promoverlos a todos los grupos poblaciones. En el caso de los pueblos indígenas se debe tener en cuenta que ellos tienen una protección especial en el orden nacional e internacional. En el caso particular del Pueblo Emberá Chamí se debe reconocer y respetar su multiculturalidad, su sentir propio, sus usos y costumbres. Adicionalmente se tiene la obligación de reconocer la lucha histórica de los pueblos indígenas por el reconocimiento de su cultura, su territorio y su conocimiento ancestral.
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