El departamento de Chocó está anclado en el occidente del país, en el pacífico colombiano, es una de las regiones con mayores índices de pobreza; 66.5%, con una superficie territorial de 46.530 Km2, cuenta con aproximadamente 550.000 habitantes, su población es mayoritariamente negra con 82.1% e indígena con un 12,7 %, la población Mestiza y blanca solo alcanza un 5,2 %.

Quibdó es la capital del departamento, es una de las ciudades más desiguales del país y con mayor número de personas bajo la línea de pobreza y de pobreza extrema, cada 5 de 10 personas son pobres, la pobreza extrema se encuentra alrededor de 33.5 %, pero paradójicamente es una de las regiones más rica en biodiversidad y con mayor cantidad de recursos naturales y mineros del país.

El departamento sufre de grandes males; corrupción y falta de inversión pública, abandono estatal, posee una tasa de desempleo del 22 %, la falta de vías de acceso o su mal estado, escasez de servicios educativos y de salud, es una de las regiones con los índices más altos de hogares con necesidades básicas insatisfechas, viviendas inadecuadas y con hacinamiento crítico, carencia servicios básicos y el nivel educativo de sus habitantes es de los más bajos del país.

La corrupción es una de las causas principales del lento proceso de desarrollo económico. El departamento de Chocó siempre ha estado gobernado por unos cuantos clanes familiares que se perpetúan en el poder y cuyos vínculos con el paramilitarismo son irrefutables. Apellidos como; Córdoba, Palacios, Maya, Lozano y recientemente los Sánchez Montes de Oca y los Torres. Estas familias han ocupado puestos en el congreso, la asamblea, la gobernación y la alcaldía de Quibdó, y la historia se repite en las alcaldías y concejos de 28 municipios más, además de contar con una red de personas a su servicio en todas las instituciones públicas que permiten el clientelismo y aceleran los procesos de corrupción.

Estos clanes políticos han tenido nexos permanentes con el paramilitarismo, permitieron la entrada de estos al departamento en la década del 90. Juntos crearon una alianza para distribuirse el poder en el periodo de 1990 a 2007, en colaboración con ejército, policía y algunas autoridades civiles, como lo manifestó el paramilitar alias «El Alemán» en las audiencias de Justicia y Paz. Los excongresistas Edgar Eulises Torres y Odín Sánchez Montes de Oca fueron condenados por parapolítica. También crearon el «Pacto de Singapur» para repartirse el poder en el departamento entre; Patrocinio Sánchez Monte de Oca, Edgar Eulises Torres, Odín Sánchez y Julio Ibargüen.

Si bien la pobreza en el Choco está condicionada por las difíciles condiciones geográficas y de infraestructura que incrementan los costos de producción y generan ineficacia económica frente a otros departamentos, al igual que la debilidad industrial, el aislamiento geográfico y la ineficiencia en infraestructura, son realmente los altos niveles de corrupción de la clase política quienes han tenido en miseria el departamento, generando pobreza y desigualdad. Los recursos públicos de obras importantes para el desarrollo de la región han parado en manos de estos corruptos politiqueros.

La minería ilegal, la contaminación, la deforestación, como también los megaproyectos para el saqueo de los recursos naturales y recursos minero-energéticos son otros de los grandes males que padece el departamento. El narcotráfico y toda la economía ilegal que se mueve a su alrededor es controlada por los grupos paramilitares con ayuda de políticos locales, esto permite que se mantengan en el poder. La compra de votos, constreñimiento, suplantación de jurados, personas fallecidas que aparecen votando, tarjetones sobrantes que aparecen en las urnas, transporte de votos sin custodia policial y conteos de votos fraudulentos a favor de los clanes políticos son el pan de cada día en las elecciones regionales.

El departamento del Chocó es una región olvidada y que poco importa en el contexto nacional, su población indígena y afro es mirada con discriminación e indiferencia, a pesar de esto es un pueblo resiliente que día a día lucha por mantener sus raíces culturales y su idiosincrasia. Son ellos las victimas del desgobierno, la corrupción y la represión del Estado. La presencia del paramilitarismo agudiza las formas de vida en el territorio, el desplazamiento y el confinamiento en los territorios impiden la movilidad, la pesca, la caza y la agricultura. La paz total seguirá siendo un anhelo difícil de cumplir sin el desmonte del paramilitarismo y mientras la corrupta clase política siga dirigiendo los hilos del poder en Colombia.

! Comandante Fabián… Venceremos!
Montañas del Occidente Colombiano
Frente de Guerra Occidental Omar Gómez
Ejército de Liberación Nacional – ELN –
Colombia Para Los Trabajadores
! Ni un paso atrás liberación o muerte!

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