Mi incorporación fue a temprana edad y por tal motivo no tenía la madurez ni la conciencia de clase que he adquirido después de unos cuantos años de lucha. Me incorporé en el año del 1993 a la estructura guerrillera Manuel Hernández, El Boche; para esa época esta estructura hacia parte de los frentes que estaban integrados al Frente de Guerra Norte del Ejercito de Liberación Nacional (ELN).
Mi niñez la viví al calor de la confrontación social y militar, situación común que viven los niños y las niñas en regiones donde la guerra es más intensa; pues el rancho donde mis viejos me dieron vida con mucho amor y valores, estaba ubicado al sur del departamento de Córdoba, límites con el Urabá Antioqueño. Estas zonas han sido sometidas a la más atroz barbarie por los gobiernos representantes de la oligarquía y sus aliados del mundo, para apropiarse de la tierra de los campesinos y desarrollar sus megaproyectos en las bellas y fértiles tierras bañadas por los ríos Sinú y San Jorge.
Pero también hay que resaltar la capacidad organizativa y de resistencia del pueblo de Córdoba y Urabá por la defensa de su territorio y cultura, quienes hoy todavía mantienen prendida la llama de la libertad y la vida muy a pesar de las decenas de miles de asesinatos, desapariciones, desalojos y destrucción de caseríos y corregimientos, destrucción terrorista que debe conocer el país y el mundo porque se mantiene todavía oculta.
De esta resistencia hizo parte el Ejército Popular de Liberación (EPL) que surgió en los Llanos del Tigre pero también el fortalecimiento de las FARC y ELN.
Primero conocí al EPL que patrullaba por la región donde vivía. Solicité en ese entonces la incorporación a este grupo insurgente, me la negaron con el argumento que estaba muy joven. Luego paso por mi casa otra comisión de esta misma organización guerrillera, a la cual le solicite nuevamente mi vinculación, me dijeron que dentro de quince días me recogían, esa misma comisión se llevó una bestia de mi papá y jamás se la regresaron.
Conocí al ELN
Después de todo este suceso con mi padre, aparece una comisión del ELN. Yo había escuchado que eran persona buenas, recuerdo cuando llego la comisión a la casa en esos momentos me encontraba pilando arroz. Llegaron dos muchachos y me dijeron, venga niña la ayudamos.
Yo veía que le ayudaban a cocinar a mi mamá, a barrer y a organizar la casa, ayudaban en la producción agrícola y muchas cosas más, mi papá decía estas persona son tan diferente de las otras, son buenas, colaboradores y decía también que podíamos colaborarles.
Yo escuche cuando mi padre le dijo a mi mamá, vamos a darles dos gallinas a los muchachos. Después les dieron un marrano, arroz, ñame, plátano y yuca. En fin todo lo que tenía lo compartíamos con ellos. A los días pasa otra comisión de elenos por la casa, iban jóvenes con su fusil, su uniforme verde olivo y su morral, entre ellos un jovencito con una olla muy grande pegada en su morral, que después más tarde en la vida guerrillera aprendí a conocerla como olla numero cuarenta.
Me causo una gran admiración, yo decía entre mí, sí ese muchachito es capaz de andar con todo eso, si él es capaz, yo también soy capaz. Los veía tan bonitos con sus uniformes, morral, fusil y cartuchera, esto me motivo a vincularme al Ejército de Liberación Nacional.
4 de abril me incorpore
Me incorpore un 4 de abril de 1993 al sur del departamento de Córdoba en el municipio de Tierra Alta, en el corregimiento llamado Batata, vereda la Sierpe, que está sobre la serranía de Abibes, que limita con el Urabá antioqueño. Mi incorporación fue a la edad de 16 años, recién cumplidos. Primero hablé con un compañero que se llamaba Diego Bateman, él enseguida me dijo que sí, me recogió y me llevó donde estaba el mando, hablé con este –Israel-, quien era el responsable y viejo combatiente del proyecto Bosconia quien después muere en combate en la toma del puesto de policía del municipio Vigía del Fuerte.
Israel habló conmigo y me dijo que él me veía muy joven, que me regresara para la casa y esperara que cumpliera uno o dos años más. Yo le dije que no; que para la casa no me regresaba, que por favor me aceptaran. Entonces él me dijo – yo te veo muy niña, tú dices que cumples los 16 años, edad estipulada para vincularte a la vida guerrillera, pero te ves muy joven; y fuera de eso, -continuo diciendo Israel- tenemos una buena relación con tu familia y nos puedes generar problemas con ellos. Yo le pedí y le suplicaba que por favor aceptaran mi vinculación al grupo.
Y el mando me dijo, que lo pensara bien, me dijo que en dos días se iban para la región del Urabá chocoano y que eran muchas jornadas de marcha guerrillera, muy largas y que se echarían aproximadamente un mes. “Son extenuantes marchas guerrilleras tienes dos días, piénsalo”.
Al cumplirse la fecha, el responsable confirmo la marcha guerrillera hacia su destino y me preguntó, ¿que había pensado?. Yo le dije que me reafirmaba en la decisión de ser guerrillera y el mando me dio el sí, y dijo que era una compañera más del grupo armado, y hace pública mi incorporación a los demás compañeros y me colocan el seudónimo de Marbellís y el mismo día empezamos la marcha.
Mi primera marcha guerrillera
Ya en el desarrollo de la misma me enseñaban a marchar, el manejo de armamento, a prestar la guardia, a ranchar y demás actividades cotidianas de la vida guerrillera; atravesamos el Urabá antioqueño y pasamos al Urabá chocoano y allí pernoctamos, donde nos encontramos con los demás compañeros y conducción del frente guerrillero Manuel Hernández “El Boche”.
Entre ellos recuerdo a Martha y Luz Dariz, entre otros. Hoy algunos de estos siguen cumpliendo con el compromiso revolucionario en todos los niveles del Frente de Guerra Occidental. Quiero a través de este escrito hacerle merecidos reconocimientos a los que hoy no están con nosotros, porque una bala maldita no los arrebató de nuestro lado. A nuestro querido viejo Manuel – banano -, Fercho, Fair, Onasis, Ketis, Claudia, Elkin, Javier, David, Albeiro, Sergio. Reconocimiento a sus memorias por su arrojo y valentía y sin duda alguna, verdaderos comprometidos en Nupalom.
Empecé a conocer y a reconocer a mis compañeros, entre ellos vi al joven que paso por mi casa llevando la olla cuarenta, quien todavía se mantiene firme y combatiendo. Seguí mi vida de combatiente guerrillera, me encantaba jugar futbol, me admiraban todos y decían – esa nena jugando futbol y con los hombres- juega muy bien, quizás mejor que ellos.
Bueno ya para estos tiempos contraje matrimonio guerrillero, de esta pareja queda una niña. Yo era muy disciplinada en las tareas que nos asignaban, hacia mis tareas con amor, con ánimo y dispuesta a todo lo que tenía que hacerse, tenía ya dos años de ser guerrillera, cuándo hablaron conmigo para que fuera de comunicaciones de una comisión que iba a operar en una zona que más tarde dio origen y nacimiento, al actual frente guerrillero Resistencia Cimarrón.
Después de un largo tiempo en esta comisión quedo en embarazo, el cual no estaba planificado. Más adelante salgo de la comisión a la tenencia de la niña, me reubican en una casa campesina de apoyo a la organización, tengo una hermosa niña, duro con ella seis meses, quien hoy en día está terminando la preparatoria y preparándose mucho para servir al pueblo. Después de seis meses la bebé es dada a mi familia para su crianza, eso es parte de la política de la organización en la tenencia de hijos y yo me regreso a las filas guerrilleras a dar continuidad a la lucha de liberación nacional de nuestro pueblo.
Mando de las tropas especiales guerrilleras
En 1997 el enemigo arremete con un bloqueo general sobre el pacífico chocoano y las cuencas de los ríos Atrato, Rio Sucio y Jiguamiando. Hay desplazamiento del pueblo campesino hasta el punto que no teníamos acceso a una libra de sal y cuando se conseguía podía valer hasta doscientos mil pesos el bulto. Había combates, bombardeos, ametrallamientos a diario, pueblos quemados; masacraron al pueblo brutalmente, ultrajaron y maltrataron a todos a su paso, los paramilitares junto a la brigada 17 con sede en Carepa en el Urabá Antioqueño, comandada para ese entonces por el asesino General Rito Alejo del Rio. No tenían compasión de nada, ni de nadie.
Para esta misma época se reestructura la compañía Néstor Tulio Duran Quintero y yo paso a ser parte de la compañía como segundo mando de escuadra, en esta compañía fue la mejor experiencia militar que tuve.
En el 1998 pasamos a la región de Bajo Cauca antioqueño a conocer y a compartir con los demás frentes del área, participe en un combate que se realizó en la vereda el Pato, donde le capturamos a dos soldados profesionales, entre ellos un franco tirador, donde fue dado de baja el capitán Maldonado, el Teniente López y otros soldados. El capitán Maldonado era muy reconocido en el Bajo Cauca por sus atrocidades en las operaciones que realizaba para ese entonces junto al Teniente
coronel Rito Alejo Del Rio. Se recuperan seis fusiles y demás material de guerra.
Ya en el 1999 regresamos de nuevo a la región de operaciones del frente Manuel Hernández –“El Boche”- y paso a ser parte de la conducción de la compañía de tropas especiales en las que me siento orgullosa por ser símbolo de valentía, de arrojo, combatividad y eficacia.
Y para el año 2.000, hago parte a una columna guerrillera conformado por más de 200 unidades, hombres y mujeres, que hacemos una especie de campaña desplazándonos en una zona de operaciones amplia y realizamos varias acciones militares exitosas contra los paramilitares en las regiones de Vigía del Fuerte, el rio Negua, sobre la carretera Medellín-Quibdó, La Troje, Munguirri, el 20 y otras.
Estando en la compañía se realiza la tarea militar en el municipio de Paimandó, departamento del Chocó, donde le causamos 20 bajas al enemigo entre muertos, heridos y prisioneros. Recuperamos abundante material de guerra entre ellos 13 fusiles galil, una ametralladora M-60 con dos cañones, entre otros.
En el 2.003 vuelvo a salir en embarazo y me desplazo a una zona a tener el bebé, dejó mi niña y regreso de nuevo a continuar la lucha.
Los paracos me capturan
En el año 2006 tengo problemas de salud y por ese motivo, la conducción decide que tengo que salir a una ciudad a resolver la situación porque era de suprema gravedad y en el hospital de guerra del frente no podían darme asistencia médica. Estando en la ciudad me capturan los paramilitares, me detienen 4 meses, estos contactan a mi familia y ellos hablan con ellos; les dicen que se hicieran cargo de mí, para que yo no regresara más al grupo guerrillero, ya posteriormente estando en libertad con mi familia, me contacto con un compañero, hablé y le dije que yo estaba libre y en condiciones para que me revincularan, que no he regresado porque tenía perdido los contactos.
Se da mi regreso, me sancionan por una insubordinación que cometí estando en la ciudad y que conllevó a mi detención. Precisamente cometí un acto de indisciplina al moverme hacia un lugar donde no podía ir, no cumplí la orientación y pague mi error. Me bajaron de responsabilidad; quedo un tiempo de combatiente.
Estando allí, me junto a vivir con un compañero con quien vivo actualmente, vivo muy feliz con él, por el apoyo incondicional que me ha brindado, el conocimiento que he adquirido a su lado, por el valor y reconocimiento a la mujer luchadora; sigo cumpliendo con las tareas asignadas por la conducción del frente guerrillero Ernesto “Che” Guevara.
Reportera guerrillera reconociendo a la mujer
He participado en eventos de formación, Escuela de Tropas Especiales, Trabajo Político Organizativo y otras que me han ayudado a forjar como revolucionaria. Me gusta hacer poesías, también he producido pequeños escritos para las emisoras, ruedas radiales, pagina Web, relatos de historias, videos a la mujer guerrillera. Resaltar a la mujer guerrillera. Reconstruir la memoria de las guerreras por siempre.
Primero que todo, la vida de la mujer en la guerrilla es muy importante resaltarla, para mostrar a la mujer insurgente, guerrillera, de principios y de valores elenos como el cimiento de la nueva sociedad en construcción. En esta importante lucha tenemos que darle un reconocimiento histórico por nuestro colosal esfuerzo, como si fuéramos mujeres de otro mundo, como esas grandes guerreras que hemos conocido a través de la historia, de estar al frente de la batalla, de luchar al
lado de hombres que reconocen el valor titánico de la mujer guerrillera elena.
Además de desarrollarnos como parejas y de interactuar en lo afectivo, sentimental, en lo político e ideológico y cuidar como si fueran sus hijos a los compañeros de la vida guerrillera. Esto explica que por muy guerrera y vivir su vida en medio de la confrontación armada que padece el país, nosotras no perdemos la cualidad de ser madres amorosas, comprensivas y dedicadas.
De tener clara nuestra visión de la construcción de una patria y matria nueva, socialista. Y además, de ese merecido reconocimiento, comenzar a reconstruir la memoria histórica de nuestra lucha, de nosotras mujeres dignas, leales al pueblo y guerreras por siempre, para jamás olvidar nuestras ideas, fundamentos, nuestras batallas heroicas, para que siempre vivamos en la mente y el corazón de nuestro pueblo.
Tener pareja no es fácil en la guerra
Tener una pareja en medio de la guerra no es fácil, por los imprevistos que se presentan, por el temor a lo desconocido, “en el combate hemos ganado conciencia revolucionaria. Las cualidades que deben construir todo revolucionario y revolucionaria, más cuando se trata de mujeres y hombres alzados en armas que cumplen misiones de enfrentarse a un enemigo salvaje y asesino.“
Todo esto a veces nos permite dedicarle tiempo a la pareja, sino a los acontecimientos que se presentan y a los hechos presentes, más sin embargo la organización prioriza la estabilidad de la pareja. Es todo un proceso que comienza con el conocimiento mutuo que nunca acaba, de acuerdo a las cualidades que vamos construyendo, los valores morales, éticos y políticos; tratando de mantener la relación de pareja estable en la guerra misma.
Después de ser pareja viene la planificación, teniendo en cuenta los criterios de la organización para la tenencia de los hijos. Todo esto es planificado y aceptado de acuerdo al comportamiento de la pareja, las condiciones de la guerra y la misma estabilidad de la pareja. Porque somos una organización alzada en armas.
Me siento una guerrillera integral
También nosotras participamos de la producción, la organización nos ha enseñado a ser muy prácticos y multifacéticos en la producción. Entonces tenemos la capacidad de producir políticas, hacer canciones, poemas, escritos. Cuando yo ingrese a la Organización no sabía mucho leer ni escribir y aquí ya soy capaz de escribir este testimonio, de producir noticias y más.
Me siento muy realizada porque se combatir las fuerzas represivas del Estado y sus medios técnicos, potenciar la organización del pueblo, su lucha y denunciar las barbaries que hace el Estado contra el pueblo. He participado de talleres de propaganda, de explosivos, de armas, de mecánica, elaboramos documentos para páginas web y para las emisoras.
Todo esto nos afianza para seguir comprometidos con los cambios que el país necesita. Es decir, participamos en las mismas actividades que los hombres, teniendo en cuenta las condiciones y capacidades de algunas compañeras para realizarlas.
En el combate hemos ganado conciencia revolucionaria
Las cualidades que debe construir todo revolucionario y revolucionaria, más cuando se trata de mujeres y hombres alzados en armas que cumplen misiones de enfrentarnos a un enemigo salvaje y asesino. Conocí y conozco mujeres guerreras dispuestas a enfrentarse a un enemigo con coraje, con lealtad y dispuestas a entregar la vida si es necesario.
El estudio es lo más fundamental y lo que prioriza el conjunto del ELN. Para prepararnos ideológicamente, políticamente y militarmente, para tener clara la ética, la moral, los principios revolucionarios. Para comprender con objetividad la realidad del mundo, del país y de nuestras raíces y el por qué hay que luchar por transformar esta sociedad injusta.
Prepararnos para ser representante del ELN en cualquier escenario y espacio de trabajo y participar en las distintas formas de lucha.
Mensaje de Marbellis a todas las mujeres de Colombia y el mundo
Desde estas montañas Colombianas, que son símbolos de resistencia, de libertad frente a un enemigo despiadado, como lo es este Estado corrupto y criminal; escribo un mensaje, a todas las mujeres de Colombia y el mundo.
Nosotras, las mujeres guerrilleras, parte del pueblo oprimido, luchamos por cambiar esa forma de ver el papel de la mujer; contra la violencia que históricamente ha generado el sistema capitalista, la discriminación, la crisis social, económica y política que vivimos a diario. Esto es lo que nos llena de razón y conciencia para seguir alzadas en armas, para conquistar y hacer valer nuestros derechos.
Las mujeres en la guerrilla tenemos la posibilidad de vernos diferentes a como nos trata esta sociedad de consumo. Por eso este proyecto revolucionario y libertario, en el que hoy participamos hombres y mujeres, nos brinda oportunidades para seguir luchando hasta ver una Colombia nueva.
Por eso defenderemos a nuestro país con garras y dientes, porque tenemos la capacidad de amar tanto, que somos capaces de dar hasta la vida misma, por lo que creemos y queremos; que no es más que ver a nuestro pueblo libre y soberano,¡una patria socialista!.
Somos mujeres guerreras, vestimos de uniforme verde olivo, llevamos equipo a la espalda, cartucheras y fusil al hombro. No nos importa el frio, el cansancio, el hambre, el plomo y lo más duro es tener que separarnos de nuestros hijos e hijas queridas.
Pero lo más digno es que nos declaramos combatientes revolucionarias de tiempo completo. Este es el mensaje y testimonio que podemos observar en la mujer elena, orgullosa de ser guerrillera, disciplinada trabajadora y orgullosa. Transmitiendo todos estos principios, toda esta cultura insurgente donde quiera que se encuentre, transmitiéndolo de generación en generación en busca de alcanzar su objetivo más sublime, que es el ser libre.
Montañas del Chocó, trincheras de la libertad, marzo del 2014.
Nota: esta carta fue hecha antes de sufrir un bombardeo y morir allí.